jueves, 11 de junio de 2015

Impresionismo (I): La barca de Monet



Monet, Impresión, sol naciente, 1872. 


 Monet   le debe mucho al pintor Daubigny. ¿En qué sentido?

Daubigny, Lavanderas en el río Oise cerca de Valmondois, 1865.

 En 1871 Monet conoce a Daubigny. 
Los pintores académicos anteriores al Impresionismo rechazaban la obra de este último  ya que les resultaba sucia, desenfocada, inestable.  Daubigny trabajaba a bordo de una barca que había convertido en su estudio.  Este taller flotante le daba pinceladas no controladas por el cuerpo.

Daubigny, Botes en la costa de Étaples, 1871


Monet, huyendo de la inestabilidad política se enfrentará a la inestabilidad de la pintura.  Se muda a Argentuil y, copiando a Daubigny, monta su estudio sobre una barca.
 Es así como se llega al origen mítico del impresionismo:
Impresión, sol naciente. 
Una pintura que, como la de Daubigny, es tachada de sucia. 

El trabajo de Monet en su barca lo inmortaliza su amigo Manet en uno de sus cuadros.  


Manet, Claude Monet en su barca a orillas del Sena.


Monet ya no es testigo de la naturaleza sino partícipe de ella.  Se anula la distancia entre objeto y sujeto. Monet se deja mover por la misma sustancia que mueve su pintura. 
El acto de fluir hace presencia en la pintura.  El agua baña toda la historia del impresionismo.  Desde la turbia de Desayuno sobre la hierba de Manet, a las Ninfeas de Monet a las tinas de Degas. 

Monet, El puente de Argenteuil, 1874


En la siguiente entrada veremos la diferencia entre el planteamiento de Cézanne y el de Monet respecto al agua.



BIBLIOGRAFÍA:
Aznar Almazán, Yayo; García Hernández, Miguel Ángel; Nieto Yusta, Constanza:  Los discursos del arte contemporáneo. Madrid, Ramón Areces.

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