sábado, 23 de mayo de 2015

John Ruskin (II): Poesía, profecía y religión del arte


En la entrada anterior os hablaba del famoso crítico de arte John Ruskin. Os decía  que Ruskin defendió con sus críticas a artistas polémicos como Turner y los miembros de la Hermandad prerrafaelita.

Turner, un pintor criticado en la época por su cuadros casi abstractos, fue valorado por Ruskin que afirmó:  "Ver es claramente poesía, profecía y religión todo en uno". 
Según Ruskin, Turner había sido capaz de ver en la naturaleza y de representar en sus cuadros todo lo que para la mayoría resulta invisible.
Su pintura es bella porque es "veraz". 
De Turner heredó Ruskin la pasión por la representación,  por la capacidad del ser humano para reproducir e interpretar el mundo a través del arte de la pintura.  

Turner, Aníbal cruzando los Alpes, 1812

Turner, El temerario remolcado a dique seco, 1839

De todas formas, Ruskin es más popular por su defensa de los prerrafaelitas (de los que os hablaré en otras ocasiones porque son mis favoritos).
Esta defensa comenzó en forma de cartas que el crítico de Oxford envió en  mayo de 1850 al periódico The Times. 
Ruskin mantuvo amistad con numerosos miembros del grupo de artistas prerrafaelitas: Hunt, Rossetti, Burne Jones... Con Millais la situación se volvió algo tensa por motivos personales, pero "esa es otra historia y debe ser contada en otra ocasión". ;)

John Everett Millais, Un Hugonote, el día de San Bartolomé

Para Ruskin el artista mediaba entre la grandiosa naturaleza (en la que había verdad y belleza) y el espectador. 
En sus escritos, Ruskin priorizó la sensibilidad sobre la razón.  El artista debía "ver y sentir". 
Para él, el fin del gran arte era "lo infinitito y lo maravilloso, que el hombre puede constatar sin comprender y amar sin saberlo definir".

El arte era para él una imitación gozosa de la naturaleza para lograr un fin moral. El arte, según Ruskin, era creado por un espíritu noble y percibido por uno de parecida nobleza.  Hizo coincidir la sensibilidad estética con la moral, es decir, siguió uno de los postulados del crítico francés Diderot para el que el arte siempre debía reflejar ejemplos de virtud.


Nota final: Redacto esta entrada para ayudarme de cara a mis estudios (y por amor a Ruskin ;) ), pero me alegrará si interesa a otros aficionados al arte. :)



BIBLIOGRAFÍA:
Urquízar Herrera, Antonio; García Melero, José Enrique:  Construcción historiográfica del arte. Madrid, Ramón Areces.

Timotthy Hilton: Los prerrafaelitas. Destino.

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