martes, 19 de mayo de 2015

Chirico (I) : Silencio y soledad


Giorgio de Chirico, a través de su pintura metafísica presenta una nueva mirada. Es la mirada del estupor, del extrañamiento ante el mundo.  Vemos objetos que no guardan relación entre sí ni con el espacio.  Es una realidad fragmentada.  Vemos plazas vacías, paseantes, estatuas, musas sin rasgos humanos, maniquíes.  Soledad y silencio. 








Es curiosa la calma que producen estas imágenes de un mundo deshumanizado e inhóspito. ¿De dónde procede esa serenidad de la realidad en ruinas?
Precisamente, de ahí, de las ruinas. De esa presencia del mundo clásico. 
Fuseli ya lo vio tiempo atrás: el mundo moderno es inseparable de la melancolía de la antigüedad. 
Así en Chirico encontramos espacios construidos desde normas canónicas de perspectiva, edificios proporcionados, austeros, esculturas y deidades. Es la vuelta al orden.
Autores como Picasso , Delvaux, Willink y Otto Dix también sentirán esa fascinación por la antigüedad. 

¿Por qué vuelven los artistas la mirada a la tradición en el momento de proclamar el imparable avance al futuro?

Volvemos al concepto de melancolía. 
El progreso genera un mundo inhabitable y por eso vuelven hacia el pasado para dotar de contenido a la realidad vacía. 
En la pintura de Chirico, Jean Clair (historiador francés) encuentra la materialización de la dialéctica de la contemporaneidad. 
En sus paisajes urbanos aprecia tanto la realidad terrorífica instaurada en nombre del progreso como la nostalgia por la serenidad del pasado. Las perspectivas y estatuas clásicas conviven con relojes de estación, máquinas de vapor y cañones. 

Chirico es un precedente del surrealismo, a él volverán sus ojos los miembros de ese peculiar grupo que se reunía en torno a Breton.  En Chirico encuentran una prefiguración  del imaginario que buscaban para su pintura. 
Es una pintura metafísica que canta el extrañamiento ante lo cotidiano.  Pero el mito caerá. Con el tiempo, los surrealistas lo acusarán de comercial y burgués, de caer en el "arte útil". En la exposición de 1928 proclamarán la muerte de Chirico. Sin embargo, Chirico siguió vivo y muy vivo tanto como la visión del mundo que nos dejó.




Nota final: Redacto esta entrada para ayudarme de cara a mis estudios (y por amor a Chirico ;) ), pero me alegrará si interesa a otros aficionados al arte. :)



BIBLIOGRAFÍA:
Aznar Almazán, Yayo; García Hernández, Miguel Ángel; Nieto Yusta, Constanza:  Los discursos del arte contemporáneo. Madrid, Ramón Areces.

2 comentarios:

  1. En cuanto a la sensación de melancolía que genera se me asemeja mucho a lo que produce los bodegones, tanto los españoles como los holandeses del siglo de oro. Gran post.

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