miércoles, 9 de abril de 2014

Prostitución sagrada en el mundo antiguo. ¿Mito o realidad?


¿Existió? A dicha pregunta responderemos a continuación:


  • Amor sagrado y sexualidad

Hay que desprenderse los prejuicios judeocristianos a la hora de indagar en temas como este. Debemos recordar que,  para el hombre antiguo, el sexo era una fuente de vida, gozo y felicidad. Las antiguas culturas tomaban el sexo como puerta de acceso a lo divino. Era ante todo un acto sagrado. 



  • Inanna-Isthar y la hierogamia


En su aspecto de divinidad amorosa, Inanna es la protectora de las prostitutas y de los amoríos extramaritales. Estos no tenían connotación negativa en  Babilonia ya que el matrimonio era un contrato que perpetuaba la familia, pero en el que no se hablaba de amor o de fidelidad amorosa. El matrimonio sagrado o hierogamia, que se representaba todos los años en el templo babilónico, no tenía una implicación moral ni era modelo de matrimonios terrestres, era un rito de fertilidad utilizado con fines litúrgicos. En él, una  sacerdotisa que representaba  a la diosa se unía carnalmente con el rey que hacía de dios durante el rito.  Prácticas religiosas como estas son las que quizás llevaron a algunos autores a creer en la existencia de la prostitución sagrada. 


  • ¿Existió la prostitución sagrada?

Según recientes estudios y, según la tesis de la profesora Ana María Vázquez Hoys, la prostitución sagrada no existió realmente. Se debió  a malentendidos como los expresados por Heródoto al encontrarse con costumbres ajenas a su cultura. La griega era una sociedad mucho más represora respecto a los placeres del sexo, sobre todo cuando se refería  a los de las mujeres, y quizás simplemente la mayor libertad de las féminas orientales las hizo ver como prostitutas a sus ojos. Este problema lo encontramos también cuando hablamos de bailarinas y otras mujeres solteras que no estaban controladas en principio por un hombre.
Lo dicho con Heródoto demuestra que tenemos un problema con las fuentes. Hay pocas, tardías y ajenas a la cultura local.
Y, cuidado, prostitución profana la había en la antigüedad. Hay  pruebas de burdeles en Roma, e incluso se conocen los precios que se cobraban por servicios concretos.  Pero la cuestión que tratamos aquí es si había prostitución sagrada, es decir, si las mujeres, sacerdotisas o no, en nombre de una divinidad aceptaban dinero a cambio de servicios  sexuales ofrecidos en el templo.
Es interesante recordar en este momento el pasaje en el que una sacerdotisa es enviada a civilizar mediante el sexo a Enkidú en la epopeya de Gilgamesh. En muchas traducciones se habla de ella como prostituta, en otras como sacerdotisa. ¿Sería una prostituta sagrada entonces? No podemos clasificarla, lo que sí podemos ver es el respeto que se tenía en esa sociedad al sexo y la mujer como civilizadora que atrae al hombre primitivo hacia la vida de la ciudad. El sexo sagrado eleva al individuo y le permite formar parte de la comunidad. 

  • ¿Mito historiográfico?

La prostitución sagrada sería por tanto un mito historiográfico, esto es, una idea que se repite en manuales e incluso artículos científicos, pero que nunca se demuestra con datos fiables.  Es un tema morboso, especialmente proclive a fantasías, un tema que genera curiosidad, pero en el que no se entra en detalle y, de hacerse, se hace con errores o miradas equívocas sin comprender  la sociedad de la que se parte; una sociedad que tenía, como nos recuerda el poema Gilgamesh, en gran estima al sexo como acto civilizador. 


Fuentes: 

Ana María Vázquez Hoys. 
Profesora Titular de Historia Antigua en el Departamento de Historia Antigua de la UNED desde 1984. Doctora en Historia Antigua.

Epopeya de Gilgamesh

Fotografía de Isthar: seriykotik1970







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