viernes, 11 de abril de 2014

La sexualidad en el mundo cristiano de la época medieval (I)

Cultura,  época y  religión han afectado a la sexualidad durante toda la historia. La religión ha condicionado las relaciones de pareja y definido qué es pecado y qué no. Durante el medievo asistimos a una  progresiva tendencia de la Iglesia a regular la sexualidad. Los clérigos, de forma gradual, se van convirtiendo en consejeros morales. Se presentan con el objetivo de acabar con determinadas prácticas, muchas heredadas de la antigüedad, y establecen castigos y penitencias a los infractores. A través de sucesivos concilios  imponen y determinan lo lícito y lo ilícito dentro de su concepción de la moralidad.
Eso sí, una cosa son las directrices y otra la realidad de la época. Existen registros de numerosos juicios y sentencias sobre sexualidad y recordatorios sobre el pecado, lo que demuestra que no se cumplía muy bien lo que la Iglesia buscaba.  Es más,  ni los propios religiosos cumplían algunas directrices.

  • 4º Concilio de Letrán (1215) y el matrimonio sagrado


En este concilio se decide santificar el matrimonio. Se convierte  así en un rito católico sacramental, una unión indisoluble. Esto tiene dos objetivos para la Iglesia: ordenar y alejar anteriores prácticas no deseadas y limitar las libertades. El matrimonio debe convertirse en el pilar: la base que mantendrá el orden y la moral.  Todo lo que quede fuera del matrimonio será pecaminoso. Para la Iglesia el objetivo es la cohabitación de hombre y mujer, una cohabitación que  debe ser constatable, sagrada, demostrable. Lo importante es la reproducción, traer fieles al mundo; el goce no entra en su ecuación. 
Pese a todo ello, los métodos anticonceptivos se usaban, tanto por economía (no poder mantener una familia muy numerosa), o problemas de salud de la mujer.  Estos eran el coitus interruptus, pociones, ungüentos y brebajes con hierbas para eliminar deseo, los condones  (que ya existían desde la antigüedad) o esponjas (bolas de algodón y lana insertadas en la vagina), también las supersticiones como  llevar un amuleto, aunque estas últimas de dudosa eficacia, claro. 

En la próxima entrada veremos qué fórmulas existían fuera del matrimonio. 

Fuentes: 

Luis Tudela Villalonga. Profesor de la UNED en la sede de Baleares. 
Imagen: Cristo de San Clemente de Tahull


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